SOBRE EL VERBO EMIGRAR
Por Sol Linares
sol.linares.r@gmail.com
Imagen: Alexander Aldana. Éxodo | |
Sólo los imbéciles pueden llegar a burlarse de un venezolano que se va. Tantas cosas hay para ofender, para escarnecer, y eligen el instante en que un venezolano tira de la manilla, observa a sus hijos, la casa, a su país en cada cosa, cierra la puerta y lo deja todo. Hay que ser muy tonto para encontrar risa en esto, o estar reposando cómodamente en algún sillón de su casa o en alguna corriente de pensamiento que le favorezca. Quien lo hace, se burla también de los saharauis, mexicanos, africanos, chinos, peruanos, sirios, colombianos, chilenos, coreanos, etc, que hoy o en otro momento histórico han cerrado los ojos para imaginar los paisajes de las tierras que han dejado atrás. Se ríen a carcajadas de venezolanos que dejan su profesión para limpiar pocetas, barrer, y servir de meseros en restaurantes de otros países. Pero con esas carcajadas también ríen de todos los meseros del mundo, de todos los barrenderos, y de todos los que limpian los sanitarios de éste y otro lugar. ¿Quedarán garzas rezagadas a la orilla de algún charco, cascando sus picos muertas de risa, cuando la bandada decide levantar vuelo hacia otros parajes? ¿Cómo es la risa cínica de un salmón?
1 Comments
Igual agradecido siempre por la palabra, la poesía. Con esto me percato que el humilde verbo EXTRAÑAMAR no califica para estas lides
ResponderEliminar