SOBRE EL VERBO BICHAR

by - mayo 21, 2018



Escrito por Sol Linares

I
Si usted es venezolan@, definitivamente usted ha bichado. No importa su nivel de instrucción, clase social, color de piel, sexo, (trans) sexo, dogma político-religioso: usted ha bichado, admítalo. Y lo peor, es que ha bichado de distintas maneras. Si usted no ha bichado nunca, admita entonces que lo han mandado a bichar. ¿Cómo? Ja. Aquí es cuando me traqueo los dedos de las manos, pongo las manos sobre el teclado de la canaimita (a lo Steven Wonder), y canto lo siguiente:
II
Bichar es un verbo raro. Si lo busca en el Diccionario de la Real Academia Española acaso encontrará el verbo vichar, que significa atisbar, observar furtivamente. Pero bichar es otra vaina. Mejor todavía: son muchas vainas. Vamos a cazar la rutina en su estado más natural, porque usted y yo sabemos que desde esa rutina, agazapada y cándida, se fabrican diccionarios más íntimos y no por ello menos oficiales. El diccionario, libro maravilloso que organiza cada palabra como clasificando alientos en el clóset de un universo infinito, es hermano de un diccionario bastardo que sin llevar el apellido de la Real Academia palpita y se desborda con un vigor propio. 

III
Bichar es, ante todo, un verbo auxiliador (no auxiliar). Hace de todo. Viene en nuestro auxilio cuando se nos olvidan las palabras, cuando no aparecen en el preciso momento en que se les invoca. Cuando no hace de verbo, deviene milagrosamente sustantivo o adjetivo. Esto lo convierte en un morfema único en su especie, agresivo, multivalente e inexacto. Es un magnífico verbo-mano, verbo-alicate, verbo-llave-inglesa, verbo-destornillador, verbo-cinta plástica, verbo-brocheta, verbo-martillo. Dígalo ahí. 

IV
      Como verbo: Yo bicho, él bicha. Ustedes han bichado. Nosotros bicharemos. La lista es larga. Extraigo los ejemplos más populares de nuestra gramática cotidiana: 

Biche aquí: aparece en una circunstancia manual tan complicada que resulta escabroso dar con la acción correcta. Al principio nos toma segundos entender la situación; la gente sale de la nada con un objeto descompuesto en la mano y bichar es tan inexacto que ni esa persona ni nosotros tenemos claro qué es lo que desea. Toca inferir, todo depende del instrumento que te entreguen para bichar: el destornillador, la espátula, el aspersor, etc. Bichamos medio aterrados de no bichar bien o bichar otra cosa. Nunca falta un tío o un abuelo que nos mande a bichar, y es típico de la madre engrasando un ventilador a quien le ha desarmado la caja craneal, las parrillas, etc, que dice: biche aquí. Lo cual significa instale la hélice. Y uno bicha.

Bícheme aquí: Es una orden que incluye a la primera persona del singular. Bícheme aquí implica una situación más expresa. Incluye al afectado. Por lo general se trata de una mujer que ordena le suban el sierre del vestido, o le aten un collar, o le ayuden a cerrar el botón de un pantalón donde no cabe. Cuando no es una mujer, es un hombre enloquecido que viene a nosotros tratando de rascarse la espalda con un peine. Bícheme aquí significa ¡mi espalda está justo detrás de mí y sin embargo queda tan lejos! Y uno le bicha.

Bíchese: Esta acción reclama toda una coreografía gestual. Bíchese nunca, jamás, se ordena sin gestos. Lo acompaña un ceño fruncido, un aplauso, un movimiento de quijada hacia arriba y un “haga el favor”. Bíchese la camisa haga el favor, lo cual produce algo más o menos así: Ceño fruncido-bíchese la camisa-aplauso-levantamiento de quijada-haga el favor. Hay quienes le agregan vamos, vamos, vamos. Ocurre todo en milésima de segundos, tan puntual y tan rítmico que si llenamos una calle de gente diciendo bíchese la camisa haga el favor, vamos, vamos, vamos, cualquiera creería que la multitud está bailando tap. Sería todo un espectáculo. Los verdaderos maestros son capaces de hacer todo un shuffle con bíchese la camisa haga el favor, lo hacen tan lento o tan rápido como deseen, y hasta pueden combinar los pasos básicos, es decir, un stamp, con un stomp, luego un flap, y después un step. Y uno se bicha.

Biche: Biche puede sustituir cualquier cantidad de verbos. Por ejemplo: biche la sopa: remueva. Biche la cebolla: píquela. Biche el televisor: enciéndalo. Biche al perro: báñelo. Biche al niño: sáquelo de la poceta. Y uno bicha.

Embiche: Significa bichar dos o más veces. Envolver, enroscar, volver a pasar. Si Henry James hubiera nacido en Venezuela y no en Estados Unidos tal como ocurrió en 1843, su novela “Otra vuelta de tuerca” se hubiera titulado “Embichar la tuerca”. Aunque son casos poco comunes, encontramos este verbo en situaciones extremas: una tía subida a una escalera cambiando un bombillo a punto de caerse: Ay, mijo, embiche el bombillo. Y uno embicha.

       ¡Biche pues!: La norma para conjugar este verbo en modo imperativo la rige la impaciencia y el uso de un látigo imaginario. Más que una orden, consiste en una queja sobre uno. A saber: ¡imbécil, inútil, biche pues! Y uno bicha todo asustado.

         Aquí, bichando: Una monería de gerundio totalmente intraducible al francés. Lo único obvio es que quien lo usa, seguirá bichando en nuestra presencia hasta el anochecer. En inglés sería algo así como here, biching.

    Tanto bichar para nada: Esto lo dijo Bolívar en Colombia un día que Santander lo tenía jarto. Pero un poeta que pasaba por ahí parafraseó luego aquella expresión diciendo: “he arado en la arena y sembrado en el mar”. Hasta Bolívar bichó.

       ¿Por qué no bicharía?: Tiene dos acepciones: 1.) Usted no hizo lo que se le pidió. 2.) El objeto no respondió positivamente al estímulo. Típico de un mecánico que intenta encender un carro y habla solo, en voz alta, con un motor que se niega a responderle. 

V
Como sustantivo y adjetivo. Veamos algunos ejemplos:

            Páseme ese bicho: Bicho puede ser cualquier objeto, el alicate, el control remoto, el haragán, el cuchillo. Para entender de cuál objeto se trata, basta fijarse en la dirección que apunta la boca de quien nos ordena. Y uno pasa el bicho.

         Ese bicho, esa bicha: Dícese de alguien desagradable, repulsivo a nuestra moral.

       ¡Mate ese bicho!: Binomio inseparable, bicho-matar. Alguien grita; un animal pequeño corre. Uno no ha visto el bicho y ya está buscando la chancleta, el zapato o la escoba para asesinarlo. Y uno mata.

         Esto está bichado: Adjetivo que denota que ha llegado a fin la vida útil de un objeto. En otras palabras, está jodido, escoñetado.
       

VI

           Sorprende la decena de usos que puede tener la palabra bichar. Sin embargo, impresiona todavía más nuestra capacidad de inferir, nuestra destreza para conectarnos con la situación y responder a cualquiera de sus formas, sea verbo, adjetivo o sustantivo. El lenguaje también tiene su Interpol, siempre habrá un efectivo cerca reclutando palabras sospechosas o corrigiéndonos. No importa, voy a parodiar a Neruda diciendo:

Confieso que he bichado.  ¿Y usted?
           
           

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1 Comments

  1. Muy buena publicacion, personalmente no recomiendo usarlo mucho ya que denota que tenemos un excaso lexico, pero a veces es de utilidad. Saludos

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