Este 20 de mayo estuvo en las
instalaciones del hotel La montaña de
Omar, un equipo especializado del programa sabatino “Verbolatría”. Allí se
realizó una entrevista a múltiples personas que hablaron frente a las cámaras sobre
ese singular instante de locura que representa la ira, lo que en Venezuela se
llama “tener arrechera”. A continuación presentamos algunos testimonios.
HULK
(Actor de Marvel -39 años)
¿Saben por qué soy el mejor súper héroe de todos? Porque mi poder no viene de Krypton, ni de las amazonas, ni de la Atlántida. Mi poder es interior, es humano: Yo sufro de arrechera. La arrechera es mi poder. Sin rabia soy un tipo normal, un tipo inseguro con asperger, pero cuando me pongo verde, cuando me pongo verde soy un maldito Dios verde de 100 toneladas. Puro poder, baby. Soy el mejor súper héroe porque mi poder no es controlado por kriptonita, balas de plomo, tonterías de esas. Vamos, yo controlo la ira con un psiquiatra, como todos los seres humanos del mundo. No soporto estar bajo tensión, el estrés emocional, no soporto que me acechen, como todos los seres humanos del mundo. Soy el mejor en la arrechera, ¿ves? Algo así como El Dr. Yekyll y Mr. Hyde (Risas). Betty, mi mujer, también me controla la arrechera, como le pasa a todos los hombres de este mundo. No sé qué tienen estas nenas pero si te hablan con dulzura estás jodido. Bueno, también hago meditación vipasana, sobre todo en las malparidas colas. Leo a Trungpa, a Anthony de Mello, a Gandhi, colecciono revistas de budismo y sigo en el twitter a Gaisaku Ikeda.
MOYO
(Abogada-30 años)
Jódete,
mastica un cable eléctrico, un billete de 500 con sarpullido, vete a la mierda, tú
y todos tus familiares-pollitos cósmicos, vete a la mierda tú con todos tus tús
(Liga de la Justicia), vete a la mierda con todas tus medallas de bronce por
tus huevos revueltos, con tu libro de Osho para bostezar en un tren, llévate
tus llaves tus llaveros el destapador de cervezas, también lárgate con tu patito
de hule para la tina, con tu bóxer del hombre araña, con tu poster de Marilyn
Monroe, desaparece de google map, llévate tu lapicero firma suicidios, tu
corbata de lazo, tu smoking para fumar, tu maldito cartelito de “no pise mi
grama, mi alfombra, mi sillón favorito”, cruza la esquina de mis exconvictos,
saca a pasear al perro y no vuelvas, anda a que te adopte un canguro del
Kilimanjaro, perdón en el Kilimanjaro no hay canguros y yo qué sé, vete en la
tercera clase de un avión, de un barco, de un pájaro de mal agüero, asume que me
he muerto por la pinchada de un cangrejo de poesía de Shakespare de limón en la
sangre, llévate tu snorker para pocetas, tu astrolabio, la brújula de
Narnia.com, el platillo volador para servir panquecas, lárgate con tu pene
delicioso tus ojos bonitos tu voz de trueno con azúcar la tabla de surf para
llorar, mentira no te vayas, ¿qué haces?, ¿por qué guardas el patito de hule? Dame
huevo revuelto, pronuncia la palabra amor, deja tu cepillo de dientes, cásate
conmigo, te lavo el bóxer del hombre araña, qué bueno qué útil Osho, quédate a
dormir esta noche, bailemos descalzos, amor, déjame poner mis pies sobre tus
pies, bailemos una canción de Bruce Springsteen, no me dejes nunca, soy muy
tonta, solo fue un arrebato nomás.
FLORA
-Activista política. 50 años-
¿Qué quieres que te diga? Conozco todo de la rabia. No
soy otra cosa sino lo que recojo del suelo después de lo que mi ira destruye. Nadie
como yo se ha hecho a sí misma tan bella a partir de la rabia. Como Polonia,
como Hiroshima, reconstruidas en la noche mientras otros dormían, reconstruidas
en el día mientras otros daban maíz a las palomas en las plazas del mundo. Mi
rabia es antigua, pregúntenle a mi madre. Todavía se ven las cicatrices de mis
dientes en sus pezones. Ella temió mi ira porque era mayor que la suya. Apenas
crecí puse granadas en cada rincón de la casa. Derribé los dioses de sus
antepasados, denuncié mentiras, destapé verdades, ataqué visceralmente todo lo
que mi estirpe entendía por éxito, felicidad, amor, seguridad, paz. Había
nacido para la guerra, y de la guerra, he fabricado el imperio conmovido de mi
dulzura. Alguna persona obrera de la rabia entenderá lo que digo. ¿Acaso no hay
ternura en quien, arrodillado, junta y pega los pedazos de la vasija que lanzó
contra el piso y luego pone flores en ella? Si mi madre hablara de mí, diría
que renazco de todas las cosas chamuscadas: soy aquella mujer que encendió por
primera vez la luz de una casa después de que reconstruyeran Nagasaki.
ROXANA
-Pediatra. 24 años-
¿Por
qué será que a uno le crece la boca cuando tienes arrechera? La boca, las cejas y
la nariz hacen todo un performance, ¿sabes? Uno tiene cara de puerta. Cuando mi
marido está muy bravo, lo primero que hago es mirarle la boca. ¡Me pega un
susto! Me asusta ver en la boca toda la rabia que siente. Pone cara de puerta,
y lo peor es que yo misma he botado la llave, o él se la tragó. Y no sé, no sé
porque en lugar de detener su rabieta me la contagia, entonces es peor, porque
hago todo lo posible por hacerlo estallar. Quisiera abrazarlo pero no puedo, somos
dos puertas cerradas en la casa y es horrible.
TILO
-Músico. 40 años-
Pues nada, cuando me arrecho me voy y listo. ¡Adiós,
babosos!, y ya. Y cuando la gente se arrecha, que se vayan a beber el agua
donde se comieron el pescado. Una cosa es cierta: la rabia produce un sonido
muy particular. Te explico: si maxterizas los portazos, el choque de tenedores,
platos que se estrellan, gritos, cuchillos que entran en riñones, disparos,
escucharemos algo parecido a la fusión de rock y jazz (realiza una pequeña
demostración ante la cámara).
JUAN
-Actor de teatro. 41 años-
Amor, aunque te ame, aunque susurre
palabras tiernas en tu oreja, aunque sea bueno, aunque te despierte con un beso
cada mañana, robe flores para ti, camine de la mano contigo por las calles, te
cante, incluso aunque te cuide de la muerte, del sol, de las tristezas, estarás
solo ante mi ira. Ciego y torpe, no te reconoceré. Eres tú, pero serás otro, el
objetivo de mi vileza. Saldrás herido. Y llorarás. Y lloraré.
LUCAS
-Editor. 47 años-
—Creo que lo peor de la ira no es la ira —dice Lucas ante
la cámara—. Total, el mundo es un lugar bastante desagradable. Lo malo es el
orgullo. El orgullo no es solamente rabia petrificada, es algo peor que eso.
—¿Qué cosa puede ser peor? —Pregunta el entrevistador.
—Quedar inmovilizado entre la necesidad de pedir
perdón y la convicción de que somos nosotros quienes merecemos una disculpa. Entonces
todo se vuelve raro, ¿sabes? El orgullo hace que le demos la espalda a todo. Alguien
dentro de ti suplica restauración, amor, pero al mismo tiempo eres incapaz de
reconciliarte.
Lucas medita un instante, luego
agrega:
—De todas las formas de la crueldad,
el orgullo es la más destructiva.
—¿Por qué?
—Castigamos. Es un castigo que puede
no detenerse jamás. Se desarrolla con el tiempo y nos obliga a perdernos de la
vida. Se vuelve contra nosotros. Y cuando abrimos los ojos, ya somos viejos y
estúpidos.
MARUJA
-Arquitecta. 63 años-
Odio la gente que olvida todo
fácilmente, ¿sabes? ¿Cómo lo hacen? Despiertan al día siguiente como si nada
hubiera pasado, ¡y para colmo se ríen de cosas nuevas! Me irrita que Lila se
ría de cualquier cosa mientras yo estoy tan enfadada. Es como darme a entender
que le importa una mierda lo que siento. Nunca estamos en el mismo nivel
emocional, por eso me casé con ella. Porque no puedo arrastrarla conmigo hacia
la rabia. Ella es quien siempre está moviendo la cola feliz. En cambio a mí me
toca el peor papel. Bueno, alguien tiene que tener dignidad en esta relación.
Alguien tiene que plantar posiciones, definir límites. ¡Odio que siempre tengo
que ser yo!
EDUARDO
-Electricista. 37 años-
No me molesta que mi mujer se arreche, que grite, o
que yo tenga que dormir fuera de la cama.
A la larga, prefiero dormir en el sofá que con ella toda tiesa ahí. Pero lo que
no soporto es su maldito silencio. Ese silencio es pura mierda. Con esa
reporquería de silencio te están diciendo: te retiro todas las bondades de mi
amor. Y si de casualidad te mueres, no le importa. Y lo peor es que uno se
quiere como morir. Las mujeres conocen a la perfección este mecanismo de
tortura, yo diría que la han perfeccionado con el tiempo. No sé, cuando ella
hace esto conmigo me siento totalmente desvalido. Me siento abandonado, chantajeado,
pendejo, desgraciado, mala persona. A veces he llegado a pensar que soy vulnerable
a todo tipo de mala suerte, porque su amor ya no me protege. Entonces tengo que
hacer en un día más de lo que he hecho en un año para ganarme su cariño. Es
como empezar de cero, con la desventaja de la desconfianza.
CHAVELA
-Ama de casa. 29 años-
No sé por qué cuando estoy arrecha
con mi marido o mis hijos hago cosas sin demasiado sentido. Abro gavetas y meto
cosas, o saco cosas de las gavetas. Abro puertas, entro y salgo. Abro la
nevera, bebo agua cuando no tengo sed. Busco objetos que no necesito, leo sin
querer leer, ordeno la ropa de los ganchos, y así sucesivamente. Todo lo hago
con movimientos arbitrariamente violentos y con una velocidad que nunca tengo.
Hago mucho ruido. Sé que los objetos no tienen la culpa, pero no sé comunicarme
sino a través de esta violencia. Es como si nadie estuviera comandando todas
mis acciones, o como si estuviera concentrada nada más en arder. Tampoco sé por
qué me da por buscar las llaves cuando discuto. ¿Verdad que es raro que uno
nunca encuentre las llaves cuando estás enfadada? Y si las encuentras, sabes
que tendrás que salir de casa, aunque no quieras.
RAÚL
-Dadaísta. 70 años-
Bah, mi
boca está conectada con mi intestino grueso, punto. Digo las cosas que pienso y
ya, como salgan. Admiro a la gente que estando muerta de la arrechera es capaz
de responder inteligentemente. Estando arrecho yo no puedo ni explicar cómo se
bate un desgraciado huevo, ¿me entiendes? Lo peor que puede pasarte es
arrecharte con alguien inteligente, lo hacen quedar a uno como una bestia. Te
miran con cara de inteligencia emocional y todas esas payasadas. Váyanse a la
mierda todos ustedes, intelectuales emocionales de las mamadas. Bastardos, impostores.
SOL
-Cuentista. 41 años-
Cuando uno anda arrecha siempre se te
atraviesa un niño preguntando alguna vaina. Y uno no puede cambiar el tono de
la voz. Uno no puede hacer alto al fuego, es antinatural. Si vienes diciendo
“maldita sea esta mierda” es imposible, imposible que uno diga dulcemente: ¿qué
quieres, mi amor? ¡No se puede! ¡Y los niños te miran!, ¡y debes tener una cara
monstruosa porque te miran paralizados! En esos momentos uno debería usar un
letrero que diga: no es contigo, niño, pero por favor no te atravieses.
¿Verdad?
MEDEA
-Arquetipo. 2500 años-
Si me he hecho mujer, ha sido por desarmar cada una de
mis ofensas. Por revocar todos mis juramentos.
JOSÉ MIGUEL
(Poeta. 28 años)
La arrechera es una forma de llegar
a una alegría, o sea, ¿cómo explicarlo? Me dura poco, le veo cosas lindas a la
arrechera. Hay belleza en la gente cuando está arrecha, muestra otra cara que
no siempre es mala. Porque la rabia viene de un deseo. A mí me puede aumentar
el amor una rabia. Es decir, al amor lo aumentan las emociones intensas, sean
buenas o malas las emociones.
MAYAYO
(Campesino. 59 años)
Pos, yo no sé, mirá. A mí me pasa algo muy raro aquí
mismito. Lloro cuando entro en cólera. Raro, ¿verdad? Es que hay rabias
combinadas con la tristeza que me hacen llorar, y después ya no distingo cuál
es una y cuál es la otra.
SUSANA
(Profesora. 63 años)
El pecho donde te duermes no siempre es un lugar
seguro. Es un plato roto, que cuando estoy rabiosa estalla en mil pedazos y
vuelvo a armar. Mi boca tampoco es un lugar seguro, ni mis manos. Ni mi
corazón. Parece una advertencia a quien me ame, y lo es. Pero si aun así decides
quedarte, te serviré leche en mis vasos reconstruidos.