Por Sol Linares A Anita Mendoza, por siempre Ana tenía unos pinceles muy locos. Apenas te tocaban, te convertían en flor, hierofante, hada, libélula. Uno llegaba de la vida cansado de ser el mismo siempre, pero si un pincel de Ana te alcazaba, terminabas desnudo, caminando por las calles de Trujillo con la...